La Costa Blanca, región situada en la provincia de Alicante, es desde hace décadas uno de los destinos favoritos para los ciudadanos extranjeros en España. Con el mar Mediterráneo como límite natural, el indudable atractivo de localidades costeras como Jávea, Dénia, Altea o Moraira, actúa a modo de imán para el visitante internacional. Calas, acantilados, puertos pesqueros y playas de excelente calidad, unidas a un clima extraordinario y la riqueza de la dieta mediterránea son algunos de los factores que explican el inmenso atractivo de esta zona de la Comunidad Valenciana.
Dénia, capital de la comarca de la Marina Alta, es una encantadora y cosmopolita población, coronada por un castillo medieval. Su litoral de veinte kilómetros se compone tanto de playas de arena, intercaladas con bellas y pequeñas calas y enclaves rocosos, como de una serie de bellos acantilados blancos, de los que la región toma el nombre. El Parque Natural del Montgó, que marca la frontera entre Dénia y Jávea, ocupa la parte más espectacular de la costa, en la que los acantilados esculpidos por vientos inmemoriales originan un paisaje de incesante variedad de texturas y formas.
Tras esta parte de la costa, llegamos a la amplia y abierta bahía de Jávea, en la que esta encantadora población se inclina desde las laderas de las montañas que la rodean hacia sus playas de arena y piedra. Con su puerto náutico y un atractivo casco histórico, rehabilitado por completo, Jávea ofrece una combinación de múltiples atractivos para el visitante.
La cúpula de la iglesia de Altea es otro símbolo de la Costa Blanca. La población, cuyas populosas calles antiguas le otorgan un encanto especial, se sitúa en una colina cuyos picos se alzan sobre la iglesia del distrito. Su tranquilidad atrae artistas y artesanos, y sus tiendas y puestos se reparten por todo el centro histórico.
La relación de la Costa Blanca con el Mediterráneo se personifica a la perfección en su gastronomía, en que el producto del mar goza de un papel privilegiado. Desde los distintos pòsits llegan a las mesas de renombrados establecimientos como El Poblet (tres estrellas Michelin) dirigido por Quique Dacosta, o Casa Pepa, gamba de Dénia o salazones, en el que el pulpo, ya sea seco (de esta forma se considera un plato tradicional de la Marina Alta) o en distintas preparaciones, es uno de los grandes protagonistas. Sin olvidar, por supuesto, los arroces, ya sean secos o melosos, con bases de pescado como punto de arranque.
Desde cualquiera de las localidades anteriormente citadas se puede viajar de forma rápida a las ciudad de Alicante (que cuenta con el aeropuerto internacional de El Altet) o Valencia. Mirando hacia el interior, a apenas veinte kilómetros, es muy recomendable visitar el área próxima al Valle de la Rectoría, un tranquilo conjunto de pequeños pueblos volcados al cultivo de cítricos y la elaboración de mistela.